Los cuerpos mercenarios no suelen ser muy populares entre los historiadores militares. Batirse por dinero no tiene el glamour y el recuerdo de los viejos valores que tienen las escaramuzas entre regulares o milicianos. Pocos han trascendido a la historia, pero hoy hablaremos de uno que lo hizo: El Ejército Siempre Victorioso.
Para estudiar las hazañas de este
cuerpo mercenario nos hemos de desplazar a la China del siglo XIX. Un
gran territorio que sufre las sacudidas de varias rebeliones. De
entre ellas cabe destacar una especialmente pintoresca: la rebeliónTaiping. Su líder es un chino converso llamado Hong Xiuquan, quien
afirma tener visiones que le proclaman el hermano menor de
Jesucristo. Lo que en occidente habría causado risa, en la
misteriosa China aglutinó a millones de seguidores. Los taiping
abolieron la propiedad privada y miraron de implantar su peculiar
variedad del cristianismo en sus territorios.
El hermano menor chino de Jesús.
Estas ideas tan “comunistas” no
acabaron de gustar a los comerciantes de la influyente ciudad de
Shanghai. Dos de sus comerciantes, Wu Xu y Yang Fang empezaron a
reclutar a extranjeros occidentales para formar una milicia
mercenaria que protegiera la ciudad. Esta iniciativa privada iba a
ser comandada por Frederick Townsend Ward, un norteamericano que se había
distinguido luchando contra la piratería fluvial a bordo del
“Confucio”. Era un hombre menudo, activo y nervioso que había
sido primer oficial de navíos mercantes con 16 años, para luego
adquirir experiencia militar en México y Crimea al lado de las
tropas francesas. Aunque inicialmente quería unirse a los taiping,
acabó cazando piratas fluviales en Shanghai.
Ward consiguió reclutar unos 100
hombres (desertores, marineros sin barcos y demás fauna), que fueron
armados con lo que sus patrones chinos pudieron conseguir. Tras una
serie de escaramuzas exitosas contra los taiping, se les ordenó
tomar la ciudad de Songijang, algo imposible sin artillería. Tras un
fracaso estrepitoso, sus patrones reclutaron a 80 filipinos y
consiguieron algunas piezas de artillería. Las victorias fueron
atrayendo nuevos reclutas, cada vez más de origen chino. Sobretodo por la buena paga.
De forma gradual las unidades de Ward,
quien era ayudado por su lugarteniente chino Li Hongzhang, pasaron a ser
integradas por tropas totalmente chinas, mandadas por oficiales
occidentales. A los soldados se les entrenó para responder a las
órdenes y a los toques de corneta y a luchar como un ejército
europeo, algo nunca visto en la historia china. Incluso se les equipó
con uniformes de corte europeo y turbantes indios, lo que les valió
el sobrenombre despectivo de “imitaciones de diablos extranjeros”.
De todas formas, con el buen sueldo que ganaban los soldados, a estos
les daba igual.
En enero de 1862, Ward ya tenía 1.000
soldados preparados para el combate. Las tropas tuvieron un buen
inicio, venciendo a los taiping en Wu-Sung y Guangfulin (ciudades
cercanas a Shanghai). Tras una épica resistencia en Songijang, donde
1.500 hombres de Ward resistieron el ataque de 20.000 rebeldes, el
gobierno imperial chino bautizó a las tropas de Ward como “Ejército
Siempre Victorioso”. Había nacido ya la leyenda.
En el verano de 1862 el “Ejército
Siempre Victorioso” luchaba en un amplio territorio, pero las malas
condiciones de las carreteras y caminos complicaban su movilidad.
Ward decidió aprovechar los ríos y canales, apropiándose de buques
y lanchas, con las que desplazó sus tropas allí donde eran
necesarias. Por setiembre, contaría con unos 5.000 hombres,
organizados en 4 (en 1864 fueron 6) batallones, un cuerpo de artillería y varias
lanchas cañoneras. Se creó una fuerza en que se esperaba que la
movilidad y superior potencia de fuego contrarrestasen su
inferioridad numérica.
Desgraciadamente Ward no vivió para
ver el apogeo de su obra. Durante la campaña imperial para liberar
la ciudad portuaria de Ningbo, el americano murió en el sitio de
Cixi/Tsekee. Desgraciadamente,Ward no es muy recordado en la historia
por que le sucedió uno de los mejores generales de la era
victoriana: Charles George Gordon.
Nombrado comandante del ejército, con
el beneplácito británico, nos encontramos con un personaje de lo
más curioso. Un bravo soldado, pero cristiano como solo un
victoriano podía serlo. A muchos les sonará el nombre por la
batalla de Khartoum, donde encontró su destino. Pero no nos
adelantemos. Aquí Gordon era un mayor de empleo del cuerpo de ingenieros que tomó el mando de una fuerza bien
entrenada.Su primera acción fue acabar con el sitio de la ciudad de Chansu, una ciudad a 40 kms. de Shanghai. El éxito le grangeó el respeto de sus tropas. Posteriormente tomó la ciudad portuaria de Suzhou, pero una disputa con Li Hongzhang por la ejecución de líderes rebeldes hizo que el ejército se mantuviera un tiempo inactivo. Esto acabó en 1864, cuando el Ejército Siempre Victorioso volvió al campo de batalla y, tras la batalla de Changzhou, logró devolver al Imperio Qing la provincia de Jiangsu.
Tras eso, "El Chino" Gordon recibió el honor chino de la "Chaqueta Imperial Amarilla" y nombrado vizconde. Los británicos, por su parte, lo ascendieron a teniente coronel. La China Imperial le hizo jugosas ofertas para que se quedara, pero Gordon volvió a Inglaterra.
Sin él, el primer ejército chino entrenado a la manera occidental, fue decayendo. Al cabo de unos años, sus conocimientos fueron olvidados, en favor del estilo tradicional chino de hacer la guerra. Así fue China perdiendo poco a poco territorios en las guerras del opio, o la rebelión boxer. Pero eso es otra historia.
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